Desde el período colonial contribuimos
con el proceso de acumulación primitiva del capitalismo que desarrolló a los
países europeos, luego continuamos siéndolo en el siglo XIX, cuando se
introducen los primeros cambios y transformaciones en nuestra economía.
En el siglo XX pasamos a ser el surtidor
de la materia prima más importante para el capitalismo mundial con la explotación
del petróleo. Nuestra economía interna está regida por el capitalismo, la
propiedad privada de la tierra, de las empresas y servicios, la explotación del
trabajo, la cultura y antivalores como el egoísmo y el lucro individual, la
alienación, todos estos elementos que nos hacen considerarnos un país
capitalista sub desarrollado y dependiente.
Hay que destacar al columnista de la
página web de aporrea Pedro Rodríguez Rojas, dice en su artículo - El rentismo petrolero
“El
capitalismo rentístico es una deformación, una contradicción a la naturaleza y
racionalidad capitalista”.
Eso indica, que el rentismo es una
malformación de la economía capitalista, por ejemplo, si el petróleo se compra
y se vende como cualquier otra mercancía, todo lo que esté vinculado a la
industria y a la sociedad petrolera es contradictorio al capitalismo. Se dice
que producimos petróleo, es falso, extraemos petróleo, el petróleo es una
producción geológica que tienes millones de años en formación, los seres
humanos desde el siglo XX apenas han descubierto algunos de sus usos y lo han
explotados en forma irracional y agotándolo rápidamente, sin pensar en las
generaciones futuras.
¡Todo
tiene su Origen!
Desde la década de los años veinte comienza a
llamar la atención el “Oro Negro”, el petróleo, donde subrayando el inicio como
dice el Historiador Elías Pino Iturrieta, “La significación económica de la renta petrolera que en su momento era
objetivamente pequeña, luego más adelante fue creciendo durante un buen tiempo
de manera paulatina. Pero en el contexto actual, no significo lo mismo”.
En este sentido, el petróleo impactó en el
pensamiento venezolano durante las primeras décadas posteriores de su
aparición, pretendió reunir dos perspectivas convergentes, por un lado, el
impacto en esas primeras décadas tuvo el petróleo en el pensamiento político
venezolano, donde determino cuales eran las principales estructuras
intelectuales con la que contaba el país para interpretar el hecho petrolero,
como fue que dio la cabida en sus esquemas y cuales fueron algunas de sus
consecuencias intelectuales de todo ello, consecuencias que quedaron
depositadas como sedimento duradero del posterior pensamiento nacional. Esas
ideas fundamentales, en efecto, hoy día nos parece la cosa más natural del mundo,
y de la que nos cuesta imaginar que en su momento causaron dolores de parto.
Por otro lado, el principal problema que dejo
como el legado el petróleo, nos dejó un universo complejo de situaciones,
ideas, creencias, emociones, que actualmente lo definimos como el rentismo.
Comprende cómo fue la posibilidad de que ese complejo se instaurara en nuestras
neuronas, pasó inadvertida a través de las redes de esos esquemas de lecturas
de acontecer de lo que disponía de modo que sus bases se pudieron ir instalando
sin ser, digámoslo así, detectadas, sino cuando se puede afirmar
retrospectivamente.
Podemos decir, que desde el principio del siglo XX, la
sociedad en este termino vive del ingreso o renta producto de una industria de
una rentabilidad exorbitante, en la que trabajan unos pocos miles de
venezolanos y que por lo tanto no es producto del esfuerzo nacional sino que,
como lo han dicho algunos economistas analizando ese tema, año tras año; la
sociedad venezolana es cuasimonoproductora que deriva de un dinamismo económico
social de los avatares de la industria petrolera mundial, prácticamente de un
todo fuera de control nacional, sociedad que culturalmente siempre conto con
cualquier ineficiencia, cualquier despilfarro será rescatado, pagado, cubierto,
financiado por el rentismo petrolero, que históricamente demuestra que casi
nunca nos ha fallado. Elías Pino Iturrieta afirma, “El rentismo consiste en el no ser capaces, en el no haber sido
capaces, de superar esa situación, convertida entonces en una prisión o en una
droga, y el actuar de modo que las rejas de esa prisión arrecien sus barrotes y
que se arraigue esa adicción, hasta convertirse en todo un modo de ser”.
Al respecto, actualmente estamos sufriendo las consecuencias motivado al mismo
fenómeno, la dependencia de vivir de la renta petrolera y no producir otros
rubros.
A lo largo de la
historia de la sociedad venezolana a partir del descubrimiento petrolero en el
país y el capitalismo rentístico era absolutamente previsible. Su resultado
estaba contenido en la premisa básica. El Estado rentista se manifiesto con
fuerza a través de la recaudación y distribución de la renta petrolera, el cual
aseguro un desenlace.
La renta petrolera se incrementó
sostenidamente al calor del aumento de la producción del petróleo, más no así
de los precios, renglón manipulado a su antojo por las empresas
transnacionales, que manejaban todas las variables de este negocio:
exploración, producción, distribución, comercialización, impuestos, regalías.
Era tal el descaro que, durante todo el régimen de Juan Vicente Gómez -1908 -
1935, los anglo-holandeses y estadounidenses, redactaron todos los instrumentos
legales que rigieron la industria petrolera venezolana y manejar a su
discreción los precios de referencia y de realización, una forma de agotar
todas las tierras de la nación.
A partir de 1922, fluyeron al país decenas de
compañías petroleras en busca del rico mineral, apetecido por el mundo industrializado
que crecía a ritmos nunca conocidos bajo el impulso de la energía proporcionada
por ese hidrocarburo. Así, al difundirse la noticia en todo el territorio
nacional, una gran parte de venezolanos abandonaron sus ocupaciones agrarias
habituales por la búsqueda de oportunidades de trabajo en la naciente industria
petrolera. En consecuencia, el campo venezolano, hasta entonces productor
suficiente de toda la alimentación requerida por la población nacional, con
excedentes sustanciales para la exportación, empezó a despoblarse con el
fenómeno conocido como “éxodo campesino”.
El capitalismo
rentístico en Venezuela, puesto que sembró sus bases para la posterior
institucionalización, mediante reforma de ley a los efectos, una vez dio el
hecho circunstancial del descubrimiento del petróleo, la Reforma Petrolera de
1943, en razón de la cual el Estado venezolano, dueño de los yacimientos, empezó
a recaudar una renta de tierra, con lo que se dieron finalmente las condiciones
que traban el desarrollo del sistema capitalista. La circulación doméstica de
la renta siguiendo patrones distributivos no cónsonos con la economía de
mercado, la sobrevaluación del tipo de cambio, la mayor vulnerabilidad de la
economía venezolana con respecto a los shocks externos, fueron los
condicionantes básicos asociados a la recaudación rentística.
Las distintas
fuerzas políticas que emergen, desde entonces, en Venezuela, a raíz de la
aparición del petróleo, son parte esencial de la expresión de una cultura
rentista, que tuvo su protagonismo de primera estrella en el papel de un sector
público poderoso frente a un sector privado minusválido, que es un tanto igual,
por fuerza de los hechos, una expresión acabada de rentismo. La clase media
venezolana creció gracias de la renta petrolera, adopto sus propios grupos en colectividades mineras; el desahorro es ley de
vida. Sus posturas son militantes en el consumo excesivo, desde la década de
los cuarenta hasta finales de la década de los setenta, la sociedad venezolana
es sin duda la expresión del rentismo.
Venezuela desde
antes del descubrimiento petrolero, la economía descansó siempre sobre un
sector tradicional y secularmente estancado, con escasas fuerzas como para
producir un crecimiento endógeno, las secuelas de la guerra de independencia y
de la guerra federal impidieron la formación del stock de capital y de los
demás determinantes básicos para generar la condición de crecimiento económico
sostenido de largo plazo. El país, salvo en petróleo, no tiene vinculación
internacional decisiva en el proceso de acumulación capitalista y por
consiguiente en la formación de riqueza.
La condición
rentística en el caso venezolano generó un crecimiento exógeno, dada la
percepción internacional de la renta de la tierra, sin relación alguna con la
economía doméstica, es decir, sin que esa renta tenga vinculación con la
producción interna.
Juan
Pablo Pérez Alfonzo, quien terminara calificando al petróleo como “excremento
del diablo”, “El dinero ofusca al extremo de hacernos impermeables a toda la
dolorosa y larga experiencia en afanoso pero inútil empeño en una supuesta pero
imposible siembra del petróleo” (Pérez Alfonso, 1976:210).
Juicios
como estos desdeñaban el proceso de modernización adelantado por
Venezuela a partir del cual el país superaba la precaria situación social que
lo emparentaba con los países más atrasados del continente, como ha señalado
Asdrúbal Baptista (1984) en uno de sus trabajos. Desestimaban, por
ejemplo, que en los años 20 la esperanza de vida del venezolano oscilaba entre
los 31 y 34 años y en 1980 esta ascendiera a 73 años en las mujeres y a 68 en
los hombres.
El modelo
rentístico, agotó, postró y finalmente colapsó a la sociedad venezolana. Nuestro
país prácticamente en su generalidad, ante bonanzas petroleras se tradujo en
expansiones del gasto público, no se entiende cómo los resultados no son nada positivos.
La renta petrolera y el desarrollo económico toman caminos diametralmente
opuestos, distintos y de allí se produce una contradicción entre la renta de la
tierra y el desarrollo capitalista, el gasto público venezolano es por
naturaleza ineficiente, en el bien entendido, que el crecimiento económico debe
tener solución de continuidad y la renta de la tierra no le sirve de fuerza
motriz.
Según el Prof. de Ciencias Económicas y
Administrativas. Raúl C. Parra Serva, de la Universidad Simón Bolívar, dice, “La
política fiscal venezolana tiene determinante relación de causalidad con la
captación de la renta internacional, entre la economía doméstica, propiamente
dicha, y la renta misma no existe correlación”. Es decir, siendo del
todo la renta una variable exógena, el vínculo es absolutamente inexistente a
la luz de las pautas que la teoría económica considera como loables. Esto es,
que los aspectos distributivos que son, en esencia, lógicamente controversiales
en el debate presupuestario, por cuanto su discusión determina las políticas de
impuestos y transferencias fiscales, deben depender de las dotaciones de
factores, incluyendo las capacidades individuales de generar ingresos, mejor
aún, del acto humano de producir y de la propiedad de la riqueza acumulada. En
consecuencia, la distribución de la renta, basada en las dotaciones de
factores, está determinada, entonces, por el proceso de fijación de precios de
los factores que, en una economía de mercado establece la retribución de los
factores igualándola al valor de la productividad marginal.
Por lo tanto, la
distribución de la renta entre los miembros de una sociedad, en un mercado competitivo,
depende de su propia capacidad de los factores y de los precios de mercado,
tanto para los factores de capital y trabajo, y las retribuciones en términos
de beneficios y salarios.
En Venezuela el alto componente
rentístico cobra fuerza y expresión en la falta de sostenibilidad de la
política fiscal. La voluntad política del Estado define la
orientación y calidad del gasto público, tal como debe ser, sin
embargo, en el caso venezolano la distribución no se hace atendiendo criterios
de mercado y, particularmente, la motivación es la reivindicación rentística.
Mientras tanto, El Prof. Asdrúbal Baptista, en
su obra (Teoría Económica del Capitalismo Rentístico) pág.21 dice, “El capitalismo rentístico conforma una
estructura cuya dinámica es objeto de diversos condicionamientos y
determinaciones. Una primera, de decisiva influencia, viene dada por el grado
de desarrollo de la sociedad en estudio para el momento cuando el mercado
mundial demanda el uso de la propiedad relevante localizada en su territorio.
Un segundo condicionamiento, si las circunstancias concretas son tales que esos
objetos de producción no los apropian los individuos particulares sino el
cuerpo político de la nación”. Es evidente, que el último tiene una
cuota de responsabilidad de esta situación que estamos viviendo hoy, en esta
última década, consintieron a la sociedad venezolana a depender de la renta,
comer de la renta y a respirar gracias a la renta. La Burguesía venezolana se
volvió estéril, “no produce”, solo vive de las ganancias de la renta petrolera,
adquiere divisas de la misma, para las importaciones y vivir de la misma. Esto adopta
como referente, por lo demás, la experiencia histórica del desarrollo del
capitalismo rentístico que creo una malformación de nuestra economía, gracias a
los intereses políticos y empresariales.
El Estado actualmente debe adquirir las
fortalezas fiscales necesarias para garantizar la igualdad de oportunidades,
mediante la dotación inicial de capacidades; podría transferir poder
adquisitivo a través del gasto fiscal. Lo ideal es la transferencia referida a
la dotación de capacidades para generar riqueza y, por ende, bienestar
económico. Seguir con la inversión en educación, salud e infraestructura básica
como áreas esencialmente prioritarias. La seguridad social una política pública
de carácter permanente y sostenible. La compatibilidad entre eficiencia y
equidad, respetando el funcionamiento pleno del mercado, sería el aspecto
crucial de la política económica y el desarrollo social.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y ELECTRÓNICAS
Baptista, Asdrúbal. Teoría Económica del Capitalismo
Rentístico. Economía, petróleo y renta, Caracas: Ediciones IESA, 1997.
Baptista Asdrúbal (1984) “Más allá del
optimismo y del pesimismo: las transformaciones fundamentales del país” El caso
Venezuela una ilusión de armonía Ediciones IESA, Caracas.
Oberto,
Prieto César, Artículo de Opinión - Venezuela y la renta petrolera, fecha
14/03/2009 http://www.aporrea.org/energia/a74292.html
Pérez Alfonzo, Juan Pablo (1976)
Hundiéndonos en el excremento del diablo ediciones Lisbona, Caracas.
Rojas,
Rodríguez Pedro, artículo - El rentismo petrolero - http://www.aporrea.org/energia/a205706.html
Iturrieta, Elías Pino (2013) Las Primeras Décadas de
la Renta Petrolera y la Silenciosa Siembra del Rentismo. Caracas - Venezuela
Marvin Mijares
Correo: venezuela6mundo@gmail.com
Twitter: @CONCIENCIA555
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